¿COBRO O NO COBRO? Miguel Ángel Russo, el elegido de Boca

San Lorenzo vive una primavera futbolística en medio de un otoño institucional. El equipo dirigido por Miguel Ángel Russo superó a Argentinos Juniors en una dramática tanda de penales y se metió entre los cuatro mejores del Torneo Apertura. La ilusión crece en Boedo, pero en paralelo también crece una preocupación que no pasa desapercibida ni entre los directivos ni en la hinchada: el posible regreso de Russo a Boca Juniors.

El Ciclón enfrentará este domingo a Platense en el Nuevo Gasómetro por un lugar en la final, pero el foco no está solo en la cancha. En las oficinas de Avenida La Plata se vive un clima de alerta. Es que Juan Román Riquelme ya dio el primer paso y tiene en la mira al actual DT azulgrana para hacerse cargo del plantel Xeneize luego de la sorpresiva eliminación frente a Independiente, que dejó a Boca sin chances en el certamen y con Fernando Gago fuera del cargo.

La relación entre Russo y Riquelme es histórica y fluida. Se conocen desde hace décadas y compartieron vestuario, títulos y procesos. El técnico, de perfil bajo y silencioso, es un nombre que genera consenso en el mundo Boca y que se ajusta al estilo que pregona Román. De hecho, fuentes cercanas al club de la Ribera aseguran que el acuerdo verbal ya existe y que solo resta esperar que termine el semestre para avanzar formalmente.

Mientras tanto, en San Lorenzo no quieren perder a la piedra angular de un proyecto que, pese a las múltiples adversidades, volvió a conectar con el hincha. La dirigencia, encabezada por Julio Lopardo en medio del caos institucional, busca evitar un nuevo golpe que desestabilice lo poco que se logró ordenar dentro del campo de juego. Por eso, como primera medida, le pagaron a Russo los salarios adeudados de enero y febrero, además de los premios, en un intento por demostrar compromiso y respaldo. Una maniobra similar ya había sido implementada con el plantel días atrás.

La intención del club es clara: quieren que Russo continúe hasta fin de año, como indica su contrato. Sin embargo, son conscientes de que la situación es frágil. La deuda arrastrada, la necesidad de vender jugadores para equilibrar las finanzas y la imposibilidad de reforzarse debido a las inhibiciones hacen que el DT tenga más dudas que certezas. El propio cuerpo técnico teme que, si no se levantan las sanciones en el mercado de pases, sea imposible competir a la altura de las circunstancias en la segunda mitad del año.

A esto se suma el contexto seductor que representa Boca. Volver al banco del Xeneize, en este momento de reconstrucción, implica un desafío de jerarquía para cualquier técnico. Y para Russo, con dos etapas previas en el club (la primera consagratoria en 2007 y la segunda más reciente entre 2020 y 2021), el retorno tendría una carga simbólica especial. Claudio Úbeda, su ayudante, fue cauto y declaró públicamente que “Román no va a llamarlo mientras esté con trabajo”, aunque en los pasillos del fútbol la percepción es distinta.

En Boedo, la esperanza está puesta en que el presente deportivo incline la balanza. La semifinal ante Platense es una oportunidad de oro para seguir alimentando el sueño y, quizás, para seducir a Russo con la chance concreta de pelear un título. Después, vendrá el cruce por los 16avos de la Copa Argentina ante Quilmes, pautado —por ahora— para el 4 de junio. Pero nadie se atreve a asegurar que el DT seguirá para entonces.

Por más que el deseo institucional sea retenerlo, los factores externos pesan. La dirigencia lo sabe. Russo también. Por eso, el Ciclón transita estos días con una mezcla de ilusión y ansiedad. Porque mientras la pelota ruede en el verde césped del Gasómetro, en la cabeza del técnico probablemente estén girando las preguntas más difíciles: ¿vale la pena seguir apostando a un club que no le da garantías? ¿O es tiempo de regresar a casa, al club donde supo tocar el cielo con las manos?

Mientras tanto, el hincha cuervo se aferra a la campaña, a los penales atajados, a los goles agónicos y a la mística. Sueña con otra estrella. Pero también se prepara, con resignación silenciosa, para lo que podría ser una despedida anunciada. Porque, aunque San Lorenzo avanza en el Apertura, la sombra de Boca comienza a eclipsar su camino. Y el futuro de Miguel Ángel Russo, más allá de lo contractual, sigue siendo una incógnita latente.

Autor: Rita Colombo.

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